
“Como tu piensas que eres,eso eres”
Son las siete de la mañana y acabas de despertarte. Al abrir los ojos, tu mente consciente se pone lentamente en marcha y empieza a pensar en el día que le espera. Piensa en la reunión a la que vas a asistir durante al mañana, donde habrás de confesar que no has sido capaz de resolver un problema muy urgente. Para rematar la cosa, tendrás que enfrentarte por la tarde a un cliente bastante “delicado” por llamarle de alguna forma. Todavía son las siete de la mañana. Nada ha sucedido aún, pero ya te sientes de mal humor.
Se podrían oír desde bien lejos tus indignadas protestas: «Me gustaría verlos en mi lugar, teniendo que tratar con ese montón de estúpidos, ineptos». O bien: «Si usted es tan inteligente, ¿por qué no viene y recibe a mi cliente? Esta persona no muerde, pero ladra todo el tiempo”.
Esta bien pero concédete un minuto para pensar. No negamos que esa reunión sea difícil, ni que tu cliente sea una persona poco tratable. Lo único que queremos decir es que no te haces a tí mismo ningún favor añadiendo el mal humor a todo lo demás. Sólo te servirá para complicarte aún más las cosas.
Cuando una persona se pone de mal humor, no se encuentra en las mejores condiciones. Está tenso, irritable, y en consecuencia, es incapaz de controlarse. No logra concentrase, se siente paralizado y se deja invadir por el pánico.
Y claro está, la historia no termina ahí:
A causa de tu mal humor, te muestras gruñón durante el desayuno, lo cual no es lo más propio para con tu familia. Después, te comportarás con una cierta animosidad con tus compañeros de trabajo, que a su vez, comentarán sin duda tu humor, irritándote más todavía. Por último, la reunión queda pospuesta para la semana siguiente, posiblemente lo peor que te podía ocurrir, ya que habrás de pasar otra semana preocupándote, hasta que por fin, se haya celebrado.
Y si esa reunión se hubiera celebrado ese día habrías llegado a ella sin la menor energía, porque hubieses consumido toda la que tenías disponible en preocuparte.
Suponemos que ahora ya habrás caído en la cuenta: Tú eres el responsable de malgastar tu energía de esa manera. No es el trabajo, es tú. Es el pensar negativamente desde primera hora de la mañana, lo que te ha hecho tomar un camino equivocado.
No se puede hacer nada por evitar que se produzcan ciertos acontecimientos (siempre habrá reuniones difíciles o clientes intratables), pero sí se puede hacer algo en cuanto al modo en que uno decide encarar esos acontecimientos. Adoptando una actitud mental positiva, no sólo te sentirás mejor interiormente, sino qué resolverás mejor la situación y, sobre todo, influirás sobre tu ambiente en sentido positivo. A la gente le gusta estar y tratar con una persona tranquila, feliz y tu actitud positiva se reflejará muy pronto en la forma que te traten los demás.
El pensamiento positivo consiste en aprovechar la sugestión, habilidad de la mente inconsciente para forzarla a seguir una dirección deseada. Sabemos que la información pasa de la mente consciente al inconsciente.
El inconsciente no razona, no juzga si la información es correcta o errónea, razonable o absurda, veraz o falsa. Se limita a almacenarla como un esclavo fiel, sólo para suscitar, en estadio posterior, el comportamiento que se ajuste a la información almacenada.
Si queremos influir sobre nuestro comportamiento o nuestro rendimiento, tenemos que hacerlo a través del inconsciente, y eso significa que hemos de escoger pensamientos nuevos, positivos, con los que alimentar repetidamente nuestra mente consciente, ya que los pensamientos repetidos se enraízan en la mente inconsciente.
Los pensamientos negativos repetidos influirán en ella negativamente, y los resultados negativos se materializarán en pensamientos, deseos e ideas que serán convertidos en realidad por el inconsciente.
Tenemos que convertir ese círculo vicioso en un círculo virtuoso, que de lugar a un comportamiento positivo.
Ser positivo supone mostrarse abierto y amistoso, lo cual no significa:
- Dejarse tratar por nadie como a un perro, sino decir lo que uno quiere y procurar conseguirlo.
- Mirar el mundo a través de un cristal de color rosa muy poco realista, sino apreciarse a sí mismo y a los demás, interesarse por la gente que nos rodea.
Para que empecemos a dar nuestros primeros pasos en pensamiento positivo, vamos a pararnos a pensar y a decidir:
- ¿Qué es lo que queremos transmitir?
- ¿Cuáles son mis puntos fuertes y débiles?
- ¿Qué servicio real se lleva nuestro entorno de nosotros mismos?
- ¿Qué es lo que el entorno debe captar?
- ¿Qué es lo que a mí me gustaría que me ofrecieran?
- ¿Qué puedo hacer yo por los demás?
- ¿Cuál va a ser mi aportación en la construcción de un mundo más sano y sostenible?
¿Te animas a cambiar tu modo de pensar y el mundo?
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