Hace unos días, impartí el segundo de los módulos de trabajo con algunas de las mentes más privilegiadas de este país. Me refiero, en concreto, al Programa formativo de gestión directiva en organismos de I+D+I de la Fundación General del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (FGCSIC) que desarrollamos en La Cristalera, unas deliciosas instalaciones en la sierra madrileña, de la Fundación de la Universidad Autónoma de Madrid (FUAM) que colabora con en este proyecto tan importante. Ambos organismos son conscientes de la necesidad de transformación de un sector que transforma la sociedad con su trabajo y ahí, ciertamente, radica tanto su complejidad como importancia.
Cuando se abordan estos trabajos es necesario tomar consciencia como eje vertical de la razón de ser de un instituto científico y en este mundo complejo, la vara de medir a muchos científicos se relaciona con el número de papers y la relevancia de los medios donde publiquen. A esto, se le suma una compleja red burocrática que en muchas ocasiones enlentece los mecanismos y árboles de decisión. Por esto, se torna imprescindible recordar la legitimidad y misión de estas personas que han entregado su vida a la ciencia, para que puedan realizarse con la misma, desarrollando su vocación, sin olvidar que a quien sirven es a la mejora de calidad de vida, de la salud y del bienestar de la sociedad.
De ahí que lo que más necesite sean directrices claras así como una apuesta estratégica por parte de los organismos gubernamentales por la ciencia, la innovación, la investigación y el desarrollo. También es necesario contar con una cultura orientada a la tan urgente transformación de los mismos, para hacer sostenible cada instituto científico. Sin olvidar que nada de ello sería posible sin la propia transformación personal y el desarrollo de la consciencia tanto individual como colectiva de los centros, de los directores y de los científicos que forman parte de los mismos.
No hay que olvidar que la diferencia con una empresa tradicional radica en que las decisiones no las toma la propiedad o un comité directivo que asegura tanto la rentabilidad como la sostenibilidad de la compañía. Por el contrario, en este tipo de organizaciones las decisiones se toman en complejos entramados de organismos interdependientes, a los que hay que sumar a las instituciones que proveen de las necesarias subvenciones para poder desarrollar los distintos proyectos de investigación y ciencia.
Todos estos agentes no siempre están coordinados y en muchos casos, pueden ralentizar e incluso dilatar el desarrollo de la actividad científica e investigadora. Además, no debemos de olvidar que existe una pesada cultura funcionarial que en ocasiones se contrapone a las actitudes imperantes en el entorno de hoy en día, el cual demanda una máxima flexibilidad, capacidad de adaptación y transformación.
A esta situación hay que sumarle el trabajar con mentes empíricas. En este caso, y siendo absolutamente sincera, debo de reconocer que no siempre resulta fácil mi trabajo. Pero también quiero manifestar en estas líneas mi agradecimiento y emoción por las cartas de algunos de los directores, que tras confrontarse con mis sesiones de transformación me han escrito. En efecto, trabajar con algunas de las mentes más privilegiadas de este país, puede resultar complejo cuando a lo que se aspira es a apelar a un conocimiento ya no transversal, sino vertical, donde a través de un trabajo de evolución de la consciencia y elevación de la misma, podamos buscar escenarios nuevos en los que realicemos reflexiones poderosas, nos preguntemos si la manera que tenemos de hacer ciencia es la única que existe y si ésta es la mejor, para que nuestro modelo resulte sostenible. Intento en todo momento conjugar estas ceremonias heurísticas, con ejemplos sencillos objetivos y medibles de lo que significaría cada uno de los hitos o pasos, así como los beneficios de trabajar por ejemplo, con estructuras líquidas o gaseosas, modelo de organizaciones extendidas o cómo tokenizar activos intelectuales.
De esta manera, las sesiones se han desarrollado en los dos módulos que les he dado y solo puedo manifestar mi más profundo agradecimiento a su disposición, atención consciente, trabajo profundo e inteligentes preguntas, además de su compromiso por seguir desarrollando en estas semanas, toda la parte teórica, así como los proyectos específicos que están realizando desde sus centros, abordando esta transformación.