
Observo con enorme satisfacción que trabajar por la visibilidad de las mujeres que ejercen su profesión en las áreas científicas es un desafío que va dando sus frutos.
Cada 11 de febrero, Día Internacional de la Mujer y la niña en Ciencia, podemos constatar cómo las científicas españolas están brillando en sus respectivos campos y cómo la ciencia necesita de vocaciones femeninas para seguir avanzando.
Con la vista puesta en las celebraciones en torno a esta efeméride, que año a año cobra más y más importancia, tuve el inmenso privilegio de impartir una charla a las componentes del nodo de Murcia y Comunidad Valenciana de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas AMIT-MuCVal, el pasado 8 de febrero en Valencia.
Bajo el título de «El papel transformador de la mujer en la ciencia del S. XXI», repasé la situación actual de la mujer en la ciencia e investigación, los retos a los que ha de enfrentarse en el camino hacia la igualdad y del liderazgo femenino. como motor e inspirador de la transformación necesaria para alcanzarla.
Destaqué la importancia del liderazgo nutritivo, inclusivo, emocional, que aprovecha las fortalezas diferenciales de la mujer para transformar la ciencia.
Tomar conciencia de que la educación es uno de los retos a los que se enfrenta la mujer en la ciencia, y de que si queremos verdaderamente transformar nuestras organizaciones, hemos de empezar por nosotras mismas, emprendiendo nuestro viaje interior hacia el autodescubrimiento, hacia el conocimiento de nuestras fortalezas como mujer, el desarrollo de nuestras potencialidades y nuestro empoderamiento, porque el cambio es una puerta que sólo puede abrirse desde el interior. Transfórmate para transformar.
Precisamente desde dentro, no ocultando sino dando a conocer el trabajo de las científicas se consigue servir de ejemplo a las generaciones más jóvenes, para que éstas opten por estudiar y puedan en el futuro dedicarse, desde la libertad y la igualdad, a trabajos vinculados con la carrera científica, la ingeniería, la tecnología…
Todavía, sin lugar a dudas, queda mucho camino por recorrer, pero es importante resaltar, y que las propias protagonistas sean conscientes, que se ha comenzado a plantar las semillas para superar los retos a los que se enfrenta la mujer en las áreas científicas como los estereotipos, la conciliación laboral, familiar o personal o el empoderamiento real de la mujer en la ciencia.
Por eso, quise concluir con un profundo y sincero sentimiento de gratitud hacia ellas. Gracias por la pasión que ponen en su trabajo y por el gozo de saber que lo que hacen, ayudará en un futuro a mucha gente, mejorando su calidad de vida, incluso, salvando vidas. Las mujeres científicas, son maravillosas por su tesón y constancia a pesar de las dificultades, por su valentía y coraje, por gran resistencia y resiliencia. Por ello, quise darles las gracias por ser, por estar y por continuar. Gracias por inspirar, gracias por transformar. Gracias por mejorar nuestras vidas, las de todos y en todos los ámbitos de sus campos de investigación.
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