
La semana pasada impartí un taller sobre los nuevos retos y compromisos para la igualdad de género en el ámbito de la investigación científica para el equipo de la Fundación para la Investigación del Hospital General Universitario de Valencia (FIHGU). Cuando recibí la invitación para realizar dicho taller, confieso que sentí una gran ilusión, pero también una tremenda responsabilidad. Ilusión porque es un tema que me apasiona. Y responsabilidad porque se trata de una cuestión, a mi juicio, trascendente, de abordaje poliédrico, complejo y tremendamente sensible.
Debemos atajar la brecha de género
La situación actual de la mujer investigadora y científica, en el mundo y desde luego en España, está lejos de ser igualitaria. Son múltiples los estudios y artículos publicados sobre la brecha de género en la actividad científica e investigadora. No pretendo ser una referencia bibliográfica sobre dichos estudios, por lo que sólo, y para poder hacernos una idea general sobre el tema, diré que según el último “Informe mujeres investigadoras”,realizado por la Comisión Asesora de Presidencia “Mujeres y Ciencia” del CSIC en 2018, en la investigación, se está produciendo en España el denominado efecto tijera, que es la forma de la gráfica que describe cómo el 52,3% del personal investigador en la etapa predoctoral, está formado por mujeres, y conforme se va avanzando en la carrera profesional investigadora, esta cifra va decreciendo hasta desplomarse a niveles del 25% de mujeres que desempeñan el puesto de Profesoras de Investigación. Aunque esta cifra depende, lógicamente, del área de la que estemos hablando, la curva es la contraria en el caso de los hombres, comenzando en el 47,7% de hombres en etapa predoctoral y acabando en un 75% como Profesores de Investigación.
La educación en igualdad contribuye a nuevas vocaciones científicas
Estos datos son preocupantes, pero también suponen un serie de grandes retos que abordar, ya no sólo de las propias instituciones de investigación, sino que creo que es un tema que afecta y en el que ha de haber una implicación de toda la sociedad.
Para mí, uno de los retos más importantes es, sin duda alguna, la Educación en igualdad, en donde, tanto desde el aula, como desde el entorno familiar, se procuren espacios igualitarios respecto a la orientación hacia las profesiones STEM, es decir, hacia el desarrollo de vocaciones y carreras dentro de la Ciencia, la Tecnología, la Ingeniería y las Matemáticas. También considero otros grandes retos, como la superación de los famosos prejuicios o estereotipos de nuestro pensamiento colectivo español, europeo y mundial occidental, así como en la necesidad de implementar políticas reales y eficaces de conciliación laboral y familiar puesto que, la gran dedicación que exige una carrera científica provoca gran parte de los abandonos por parte de mujeres brillantes. Igualmente, creo que hemos de revisar nuestras políticas nacionales de inversión en ciencia e investigación, acabando con la precariedad e inestabilidad laboral del sector.
Al mundo científico le faltan mujeres empoderadas
Por último, me gustaría destacar algo que he observado cuando hablo con mujeres que han consagrado su carrera a la investigación científica en diversos ámbitos, y es una falta importante de empoderamiento real de la mujer en la ciencia. Algunas de ellas como Flora de Pablo, Carmen Vela, Joaquina Álvarez, Margarita Salas o María Blasco, evidentemente, son un gran ejemplo de empoderamiento y liderazgo femenino, pero también son una rara avis en el mundo científico actual. Tenemos que hablar de una gran cantidad de mujeres científicas que se reconocen agotadas por pasarse la vida demostrando, luchando contra estereotipos, en un entorno altamente competitivo y exigente, en organizaciones culturalmente tradicionales, con techos de cristal reales y evidentes para las mujeres, lo cual, les lleva a un desgaste emocional, a una falta de autoconsciencia y la inexistencia del empoderamiento real del que hablamos.
Por todo ello, creo que la sociedad necesita con urgencia un cambio, una reinvención de paradigma. Tenemos que superar nuestros verdaderos problemas de enfoque, centrados normalmente en la individualidad y el egocentrismo, para pasar a modelos basados en la diversidad, la cooperación, la colaboración y la inclusión, desde la más amplia óptica, para lograr una nueva forma de hacer ciencia. Es imprescindible una ruptura de paradigmas que supere todos estos sesgos y nos pongamos a trabajar en la transformación estratégica y cultural, de valores y de liderazgo en las organizaciones, tanto públicas como privadas, que se dedican a la ciencia y la investigación, para lograr la igualdad.
El camino comienza con acciones concretas: FIHGU
La jornada fue intensa pero realmente grata. Hubo un trabajo previo de contextualización y sensibilización, para luego, tras presentar alguno de los sesgos de género más importantes y recurrentes en el proceso de investigación científica, disponernos a identificarlos en su propia organización, a través de la metodología del Metaplan. En la última parte de la sesión, desarrollamos en varios grupos cada uno de los planes de acción necesarios para superarlos. Estoy más que satisfecha con el resultado, dado el esfuerzo, interés, implicación y compromiso de todas las personas que asistieron al taller. Se creó un magnífico clima de entusiasmo, incluso de emoción en algunos momentos. Pero sobre todo, lo más importante para mí es que va a servir para que, liderados por la Gerente de la Fundación, Raquel Gálvez, continúen con el trabajo iniciado, en las sesiones de su Comisión de Igualdad. Se trata de una comisión muy activa, que acaba de hacer el Plan de Igualdad por voluntad propia y con un buen resultado.
Y es que la FIHGU esta haciendo un trabajo gran trabajo en políticas de Igualdad de Género. ¡Enhorabuena! Me ha encantado conoceros y colaborar con vuestra Fundación. ¡Seguid trabajando así!
Incluyo algunas imágenes de la sesión: